¿Por qué se impulsó la prohibición parcial del uso de bolsas plásticas en Santo Domingo Xenacoj?
–Para proteger al ambiente. La alcaldía es la encargada de establecer normas que minimicen la contaminación. Por ello, el Concejo Municipal solicitó a los vecinos hacer conciencia y eliminar bolsas plásticas y platos desechables.
Todo está enmarcado en la “Guía Práctica para Formulación de Planes Municipales en Gestión Integral de Residuos y Desechos Sólidos” que describe este proceso y sus etapas. Estamos en la primera fase, la que implica concientización e identificar actores primarios y secundarios. Si de una tienda sale una bolsa, vamos con el tendero. Si así reparten los huevos, por ejemplo, le decimos que es más practico llevarlos en canasta. Hay que recordar que al plástico le toma 150 años desintegrarse.
¿Por qué se habla de una prohibición parcial y no de una definitiva?
–No es parcial, son etapas. La actual es la de toma de conciencia: Informar sobre la importancia del reciclaje y la reutilización de las bolsas plásticas. Sin embargo, no tenemos ni costumbre ni educación ambiental y quisimos que la política no generara roces o rechazo.
La segunda fase será conocer la situación de nuestro entorno. Monitoreamos cómo se recolecta la basura y es impresionante la cantidad que se recoge. Toda ella deberá tratarse eventualmente en una planta de desechos sólidos. Queremos que, en dos años, la población esté educada para clasificar los desechos en orgánicos e inorgánicos y colocarlos en el lugar que corresponde.
¿Existirá alguna sanción al usar o comercializar bolsas plásticas?
–Lo hemos pensado, pero es un proceso complicado. Hemos dialogado con el Ministerio de Ambiente, el ente regulador a nivel nacional, para analizar las características de los reglamentos y amonestaciones. Pero previo a eso se deben dar los dictámenes.
¿Cuál ha sido la reacción de la población ante la puesta en marcha de esta iniciativa de la municipalidad?
–Hay buenas y malas. Algunos lo ven de forma positiva y sabemos de que hay personas que reciclan desde hace tiempo. Sin embargo, hay personas que se aferran a sus viejas prácticas y no se preocupan por dejarles a sus hijos un ambiente sano.
¿En cuánto tiempo creen ustedes que pueda adaptarse la población?
–Dejar de usar productos desechables y plásticos implica que debemos de utilizar algo en su lugar, y si utilizamos materiales reciclables, esto tiene un costo. Es complicado y se evalúa que acciones tomar, por eso hablamos de un proceso de un año, aunque la gestión, en su conjunto, está definida para 50 años.
La Municipalidad de San Pedro la Laguna prohibió el uso de bolsas plásticas. Sin embargo, la Gremial de Fabricantes de Artículos Plásticos de la Cámara de Industria, la Comisión de Plástico de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport) y la Asociación de Productos Plásticos discreparon en contra del Acuerdo Municipal 11-2016. Argumentaron que la norma es ambigua y presentaron un recurso de inconstitucionalidad. ¿Consideran que podrían accionar también en contra de este proceso?
–El proyecto está formulado para todos los entes, obviamente una bolsa plástica viene de un fabricante y podrá salir afectado. Para eso se tiene planificado dialogar con ellos, debemos hacer conciencia también en el área industrial.
Queremos hacer una cultura con tres erres, “reducir”, “reciclar” y “reusar”. Al formular los proyectos, no decimos completamente una eliminación de las bolsas plásticas, sino que aprovechar para su reutilización.
Suecia reutiliza el 99 % de sus residuos y usa un sistema jerárquico en su gestión. ¿Qué alternativas proporcionan a los establecimientos al uso de bolsas plásticas?
–Emplear una menos contaminante. El mundo está globalizado. ¿Por qué nosotros no podemos pensar como Suecia? Ver la idea de ellos, pero no como ellos ya que es totalmente diferente, no llegamos a ese nivel. Ver estos proyectos y contemplar a nuestra población no es fácil, debemos involucrar a la gente.
¿Ha habido rechazo de establecimientos comerciales a la imposición de esta normativa?
–Cuando se giró este oficio varias personas presentaron inconformidad. Hubo rechazos tal vez porque faltaban detalles. No podemos imponer algo sino damos una alternativa factible. Por ello hablamos de un proceso de etapas.
¿Cuáles son?
–La primera, concientización. La segunda, conocer nuestra situación, que va enmarcada con todo el tren de aseo y el volumen de desechos. La tercera, marcar el camino por dónde queremos ir. La cuarta, buscar soluciones con el gremio industrial o la comunidad. La quinta, la formulación de nuestras acciones para impulsar el proyecto y la sexta, monitorear y evaluar las mejoras con lo que tenemos y las expectativas de la población.
Esta entrevista también ha sido publicada en Ojoconmipisto.com